La contaminación de nuestro aire, agua y suelos por parte de la industria es una realidad que un alto porcentaje de la sociedad ha asumido como una realidad necesaria para que se
genere un desarrollo económico.
Principalmente, las empresas han instaurado esta situación y ejercen presión sobre los ecologistas con argumentos que simplifican las opciones a decidir entre aceptar “cierto grado” de contaminación o quedarse sin fuentes de trabajo.
Esta situación está llevando a un ataque del medio ambiente con sustancias químicas de diferente características que provoca muertes de trabajadores y ciudadanos sin que la medicina tenga en muchos casos una explicación exacta de las causas de la misma. El aumento de la contaminación también tiene una relación directa con un aumento de determinadas dolencias como el cáncer y otras enfermedades del sistema reproductor.
Sin lugar a dudas, la industria química, es una de las más contaminantes y para evitar sus nefastas consecuencias se exigen por parte de las autoridades oficiales del gobierno que están responsabilizadas de su control, una serie de condiciones y normas de seguridad. Desde que esta industria tuvo un crecimiento exponencial, se calcula que se han producido y diseminado en el medio ambiente 100.000 nuevas sustancias químicas. Esto implica que el ambiente natural, ideal para la vida en el Planeta se ve afectado de diferentes formas con estas nuevas sustancias. Lo más preocupante es que el conocimiento del impacto de estas sustancias sobre el medio ambiente y la salud humana es escaso y, en la mayoría de los casos, no existe.
Pero la industria química no es la única, sino que el propio Registro Estatal de Fuentes Contaminantes, EPER, que recoge los datos proporcionados por las 2.159 industrias más contaminantes de España sobre 44 sustancias peligrosas, reconoce el vertido de 1.219.709 toneladas de estos contaminantes al agua cada año.
Dentro de las industrias más contaminantes caben destacar algunas que en su ciclo productivo aportan al medio ambiente contaminantes persistentes, tóxicos o radiativos. Por ejemplo la industria del cloro y las plantas de PVC, se destaca la contaminación con dioxinas y con mercurio.
Las dioxinas son sustancias persistentes y con tendencia a bioacumularse en toda la cadena alimentaria, de forma que su concentración aumenta en los eslabones superiores, donde se encuentra el ser humano. Por este motivo y por su elevada toxicidad, las dioxinas se encuentran entre el grupo de 12 sustancias (docena sucia) que el Convenio de Estocolmo sobre Compuestos Orgánicos Persistentes establece como prioritarias para su eliminación.
Por otro lado, está comprobado por numerosos estudios, que las dioxinas tiene efectos directo sobre la generación del cáncer, daños al sistema inmunológico, reproductor, endrocrino y nervioso. Estos daños ya se pueden estar produciendo en algunas zonas con el nivel de contaminación existente.
La metalúrgica, la petrolera y la industria papelera, también son industrias consideradas de alto impacto ambiental y deben ser monitoreada con planes sistemáticos y diarios para evitar que los productos químicos utilizados en sus procesos industriales se incorporen al medio ambiente en proporciones que afecten la salud humana, la vida animal y el reine vegetal.